domingo, 3 de noviembre de 2013

No me digas nada que no sea verdad, sólo eso te pedí.

La razón terminó por darme la razón.
Tu tentación fue muy cruel, me alcanzó.

Y bastó darte mi cuerpo 
para tener lo que querías
Aposté sin medida a que, 
al menos, no me darías la espalda al desaparecer.  

No quiero saber, ya sé, 
eres como los demás, nada especial, 
la mentira por bandera como escudo una gran farsa de soledad.




No volverás, lo sé muy bien.
Sin más te irás diluyendo en la verdad.
Y aunque quizás necesite tu calor,
ya no entrarás por la puerta que forzaste para entrar
y que ni siquiera cerraste al salir.

Hoy me siento más fuerte.
Navegué  sin caerme,
marcando el camino al que no volveré... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario