Nos aguarda el momento perfecto,
ese que no se empaña con nada.
ese que no se empaña con nada.
El instante en el que nos fundimos
en un solo cuerpo,
en el que dejamos de ser nosotros,
para ser uno solo.
Acompáñame, y entre sábanas de satén,
beberé de tu deseo, y tú del mío…
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